Para llegar a este sendero encantador, tendremos que remontar las laderas de Los Montes de Toledo y encaramarnos sobre la villa toledana más alta.
Se camina muy cerca de la población, por caminos tradicionales que aún conservan el recuerdo del bullicio de sus moradores, con el ir y venir de carros y bestias cargados con grano y harina, piedras y cal, leña y agua.
El recorrido recomendado se dirige hacia el norte, para girar en sentido contrario, subiendo hacia la sierra, y regresar al pueblo por el sur.
A lo largo de todo el camino encontraremos muchos puntos de interés relacionados con las labores tradicionales para la producción de harina en numerosos molinos de agua, así como hornos de cal, fuentes y manantiales.
Para completar una experiencia ideal, es recomendable hacerlo cuando el arroyo de Los Molinos lleve agua, pues suele secarse en época estival.